Observar es el primer paso.
Percibir los colores.
Detenerse en brillos y contrastes
Sentir las ausencias de luz.
Valorar las sombras.
Estos son los puntos de partida para una reflexión sensible e inteligente sobre el arte de proyectar .
La experiencia de descubrir las infinitas contribuciones que la luz puede brindar una mirada personal como Diseñador.
Estética y creatividad.
Funcionalidad y resolución técnica.
Estos elementos van siempre de la mano: todos y cada uno son necesarios para que un buen proyecto pueda materializarse.
Fundado en una convicción central: el Diseñador es un Técnico que hace Poesía.
Estudiar y explorar con otros; ese arte es la invitación.
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